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Conclusiones del Viaje

   
 

 

 

 

 

 

 


Conclusiones

 

 

El resumen del viaje es dual y a la vez contradictorio.
            BIEN: el lugar.
            MAL: el crucero en sí.
Noruega es un bellísimo país, tan diferente al nuestro, con una vegetación exuberante, unos fiordos espectaculares y agua por doquier. Lo malo es el clima, el verano para ellos es como nuestro tiempo de Fallas pero sin pasarse de calor. Tuvimos mucha suerte, ya que todos nos dijeron que en esos días había hecho muy buen tiempo, cosa que no era normal.
Pero el visitarla en un crucero es un error. Te sientes borregos que los llevan al matadero desde el primer momento. Todo está masificado, todo se hace a la vez con colas interminables. Por otro lado te sientes como si estuvieras en un Hotel de Benidorm, fuera de temporada, en plan viaje del Imserso. La privacidad y el relax solo existen en el camarote. Bendita la hora en que cogimos camarote con terraza y paquete VIP, si no, aun hubiera sido peor.
En el barco Grand Mistral, de Iberocruceros, sólo funcionaba correctamente la atención en el camarote y el servicio de camareros en el Restaurante Formentor, con dos personas que nos atendieron de maravilla y con agrado. Eran el brasileño Cledir, que había sido monje agustiniano y Rolin, de Honduras. El resto del personal de los cafés, sobre todo el del Gijón, dejaba mucho que desear, sin ningún ánimo de agilizar el servicio y particularmente en la actitud de pasotismo que les embargaba. Eran lo que se dice “huevones”.
Las zonas comunes para todo el pasaje estaban siempre masificadas y colapsadas, teniendo dificultades para poder sentarnos todo el grupo junto o pedir un café después de comer.
Dos cosas hubieron en particular que nos encendieron el espíritu y que elevamos una queja a la relaciones públicas del barco, Teresa. Una fue la poca agilidad de resolución ante una contingencia inesperada y puntual, el enorme y torrencial chaparrón que cayó en Copenhague. Al entrar todos chorreando y ateridos de frio al barco lo menos que podían haber previsto era ofrecernos al entrar una toalla para secarnos y escurrirnos las ropas y pelo con el fin de no ir dejando un rastro por todo el barco hasta llegar a los camarotes y tener alguna bebida caliente para entrar en calor. Hubo un gran retardo en subir al barco y todos esperamos en la carpa, súper mojados y con frío, tanto niños como personas mayores.
Por otro lado fueron las excursiones. Había poca información y deficiente, largas colas y si las contratabas veías durante su desarrollo la mala calidad de las mismas para el elevado coste que habíamos desembolsado. Para acabarlo de fastidiar nos enteramos que en la última parada del crucero te ofrecían la misma excursión que tenía el barco por exactamente la mitad de precio.
En los puertos en que bajamos por libre encontramos excursiones y actividades distintas y más atractivas.
Un consejo, se puede visitar perfectamente el país por libre. Las comunicaciones entre fiordos son muy buenas mediante los innumerables y continuados ferrys, las carreteras no tanto, pero hay aeropuertos internos por todas partes. Se pueden ver muchas más cosas sin ir a contrarreloj.
El problema del país es que es muy caro. Para daros una idea nos costó una Coca-Cola y un té 10 Euros. El nivel de vida es muy alto. Lo único barato es la compra de alimentos. El nivel medio de salarios es de 4.000 Euros al mes. La educación está becada para todos con importes abultados.
El tema del alcohol es diferente. Sólo se puede comprar en establecimientos especializados, como los estancos con el tabaco, que también es muy caro. Desde el sábado a las tres de la tarde hasta el lunes ya no se puede comprar alcohol en todo el país.
Hasta las copas de las discotecas u otros establecimientos están tasadas. El alcohol se pone a dosis bajas.
Las cervezas sólo tienen una graduación de 2’5º de alcohol nada más.
Como contamos en el diario del viaje el fin del crucero es demencial y se hace eterno llegar a casa. Primero un madrugón, después una larguísima espera hasta desembarcar. Luego el traslado a un hangar. Más colas para recoger el equipaje y otras más largas aun para facturar. Esto sucede porque varios barcos de cruceros hacen lo mismo y a la misma hora, con lo que más de 2000 personas son difíciles de manejar. Por si faltaba algo, otras colas para pasar los controles de seguridad, todos a la vez. Así es que prácticamente no nos da tiempo ni de ir al servicio ni de hacer las últimas compras en el aeropuerto.  Como postre el avión fletado era de otra compañía al de llegada con el agravante de la estrechez de los asientos. Parecíamos “arenques noruegos en lata”. Total que, desde que nos despertamos hasta que llegamos a nuestras casas, pasaron 18 horas eternas sin descanso.
El próximo crucero en un barco de no más de 200 pasajeros y con mejores referencias.
Hasta la próxima…

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© 2011 Textos: Dulce Ballester. v.1.2